La educación en valores II

a- Definición:

Ya no es fundamental que el alumno adquiera datos, conocimientos, ya no es fundamental que el alumno desarrolle habilidades. Ahora lo fundamental es que la escuela transmita valores. Hablamos de educación en valores y no de educación de valores, porque lo que se debe hacer es transmitir  contenidos que pueden ser de cualquier índole, pero en un ámbito que tenga en cuenta a los valores, con una forma de ser que demuestre que mi vida está basada en los valores. Es decir, no sólo hablar, sino ser.
 Cuando hablamos de valores no lo hacemos en sentido económico (el valor, precio de una mercadería), tampoco lo hacemos en el sentido financiero (Bolsa de valores); sino que lo hacemos en un sentido moral, ético.
Definamos qué son los valores. Son aquellas características positivas que tienen los seres humanos. Son todos aquellos aspectos y relaciones de la realidad que son capaces de despertar el interés de la persona en cuanto tal. Los valores son referentes, pautas que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la persona. Son guías que dan determinada orientación a la conducta y a la  vida de cada individuo y de cada grupo social. Son abstracciones, porque no son cosas tangibles. A veces satisfacen determinadas necesidades, otras estimulan nuestro perfeccionamiento. Siempre nos hacen más plenos. Aspiran a lo que llamamos felicidad. Son propios del ser humano, si no hay ser humano no hay valores... cabría preguntarnos si no hay valores ¿hay ser humano?
Los valores pueden ser religiosos fe, morales honradez, intelectuales rapidez mental, estéticos belleza, afectivos, económicos. Y entre ellos se establece una relación de importancia, colocando unos sobre otros, es así como cada persona tiene su propia escala de valores, de alguna manera el valor que coloquemos arriba de todos los otros impregnará a los demás valores. Los valores religiosos, éticos y morales deberían presidir nuestras escalas de valores. Si mi mayor valor es estético, la belleza física por ejemplo, todos los otros que vienen por debajo funcionarán a favor del más importante. Una persona puede no ser creyente, pero puede tener valores éticos. Si mi primer valor o el más importante en mi vida es lo espiritual, todo lo demás se impregna de espiritualidad.
Podemos mencionar ejemplos: respeto, obediencia, lealtad, responsabilidad, perseverancia, flexibilidad, honradez, ayuda, alegría, cooperación, amor, compañerismo, paciencia, agradecimiento, comprensión amistad, justicia, bondad, consideración, etc. Los valores siempre hacen referencia a una excelencia, a una perfección.
Todos los pedagogos actuales, coinciden en mayor o menor escala, que estos conceptos es lo que hay que transmitir a las nuevas generaciones.
Pero no sólo los pedagogos actuales:
“Es esencial que el estudiante adquiera una compresión y una clara percepción de los valores... de lo que es moralmente bueno. De otra manera, con su conocimiento especializado, se parecerá mucho más a un perro bien adiestrado que a un persona armoniosamente desarrollada” (Albert Einstein)
“El verdadero maestro no se satisface con un trabajo de calidad inferior. No se conforma con dirigir a sus alumnos hacia un ideal más bajo que el más elevado que les sea posible alcanzar. No puede contentarse con transmitirles únicamente conocimientos técnicos, con hacer de ellos meramente contadores expertos, artesanos hábiles o comerciantes de éxito. Su ambición es inculcarles principios de verdad, obediencia, honor, integridad y pureza, principios que los conviertan en una fuerza positiva para la estabilidad y la elevación de la sociedad” (Elena G. de White. La Educación)

Columnista: Profesora Laura Gómez Rusca

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