La Educación en Valores IV

                                                        Los Antivalores

Pero debido a que los valores surgen de la sociedad, cuando ésta cambia, también cambian los valores (por ejemplo, a lo largo de la historia los valores estéticos, lo que se considera bello no fue siempre igual). Es cierto que todos tenemos problemas de falta de trabajo, todos tenemos problemas económicos, pero todos estaremos de acuerdo que la crisis actual, es una crisis de valores. La crisis actual probablemente esté basada en que lo bueno y lo malo están mezclados y confundidos, y ahora los valores son los antivalores. Vivimos en la cultura del “que me importa”, del “sálvese quien pueda” (porque no hay solidaridad),“todos lo hacen” (no hay responsabilidad individual), “todo es igual, nada es mejor”, “no hay futuro que valga” (porque no hay esperanza), “mientras no me afecte...”, “se te da placer o te hace feliz, lo demás no importa”. Los seres humanos somos valorados por lo que tenemos y no por lo que somos. Estos mensajes nos llegan a través de los medios, la publicidad, la gente. Los recibimos a diario a través del descrédito de las clases dirigentes, el egoísmo y el abandono de las responsabilidades, la aparente diferencia entre la democracia formal y la real, los privilegios e influencias de los grupos económicos, la crisis educativa y de ejemplaridad, la moda que valora la belleza exterior y la perfección esquelética, la mentira como una de las violaciones éticas más comunes.

En un mundo con tales características, los que intentamos rescatar los valores, y más aún, vivir en valores, somos vistos como fuera de moda, bichos raros, especies en vías de extinción.

La escuela, dijimos, no crea los valores, sino que transmite los de la sociedad a la pertenece. Y es, junto con la familia, el mejor canal por el cual se puede modificar el mensaje de los valores que actualmente manda la sociedad. La escuela debería desarrollar en los chicos la moral ciudadana, criterios de solidaridad, de respeto, de compromiso con la sociedad en la que viven. Los chicos no tendrían conflictos si los mensajes que vienen de la familia, de la escuela, y de la sociedad, fueran coherentes, pero en la mayor parte de los casos no sólo la escuela no coincide con la sociedad, sino que a veces no coinciden ninguna de las tres. 

Columnista Prof Laura Gomez Rusca